Trastornos compulsivos en animales

Los trastornos compulsivos en animales son uno de los problemas conductuales más habituales en medicina veterinaria. Se pueden definir como patrones de comportamiento sin función aparente, desarrollados de forma repetitiva o exagerada, que pueden llegar a interferir en la vida normal del animal. En un principio puede tratarse de comportamientos aparentemente normales manifestados fuera de contexto. Existen trastornos en medicina humana con los que comparten aspectos similares, son los trastornos obsesivos compulsivos (TOC). En veterinaria no existe el componente obsesivo ya que los animales no está demostrado que puedan tener pensamientos.

Ejemplos de trastornos compulsivos en animales

Existen multitud de trastornos compulsivos asociados a diferentes especies animales. En lo que se refiere a las mascotas los más habituales en perros y gatos serían:

GATO:

  • Lamido excesivo o alopecia psicógena
  • Morderse las uñas
  • Ingestión de lana
  • Succión de tejidos

PERRO:

  • Lamido excesivo o dermatitis acral
  • Persecución de la cola
  • Cazar moscas inexistentes
  • Lamido de objetos

Es importante diagnosticar y tratar correctamente estos trastornos ya que es infrecuente que remitan de forma espontánea. En primer lugar deben descartarse afecciones médicas tales como problemas dermatológicos, ortopédicos o neurológicos. En ocasiones, pueden coexistir un problema médico y un trastorno comportamental, en estos casos deben tratarse ambos procesos simultáneamente.

¿A qué se deben estos comportamientos?

  • Componente genético
  • Largos periodos de inactividad
  • Mala alimentación
  • Falta de relación con otros animales/personas

Tratamiento de los trastornos compulsivos en animales

Una vez establecido el diagnóstico, debemos compaginar varios tipos de tratamiento para frenar estos trastornos. Están encaminados a reducir la ansiedad del animal y reconducir la conducta alterada. Es importante coordinarlos para conseguir el éxito del tratamiento.

Enriquecimiento ambiental:

Debemos evitar malas prácticas de manejo aumentando las horas de actividad, juego y relación con otros animales/personas.

Comportamental:

Debemos evitar el castigo, ya sea físico o verbal, ya que empeora el nivel de ansiedad del animal.

Tampoco debemos reforzar estas conductas calmándoles mediante caricias. De la misma manera no debemos reinos de estas situaciones ya que podemos empeorarlo si buscan atraer la atención del propietario.

En ocasiones es necesario recurrir a un especialista que empleará técnicas de desensibilización y contracondicionamiento, enfocadas a permitir que el animal realice conductas alternativas a la conducta problema.

Farmacológico:

El objetivo es reducir la ansiedad y frecuencia del trastorno mediante administración de medicación.

¿Es posible prevenirlos?

Existen algunos consejos que podemos seguir para reducir la aparición de estos trastornos. Cuando existe un componente genético, es aún más importante que los tengamos en cuenta para evitar estímulos desencadenantes.

  • Debemos proporcionar un ambiente saludable y positivo para el animal
  • Nunca utilizar la violencia física o emocional como correctivo
  • Mantener una alimentación adecuada evitando los excesos energéticos o calóricos
  • Realizar actividades físicas regularmente, de esta manera evitamos que nuestras mascotas acumulen tensión o ansiedad

Puedes encontrar más información en la web de Gretca (grupo de especialidad de etología clínica).

Por supuesto, si tienes cualquier duda puedes contactar con nosotros.

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