La pérdida de nuestro peludo puede resultar una de las experiencias más duras y dolorosas que podemos experimentar. En la sociedad está reconocido el duelo cuando perdemos a un familiar o persona cercana, pero… ¿Qué ocurre cuando a quien perdemos es una mascota?
¿Qué es el duelo?
El duelo es un proceso natural que se produce ante una pérdida. Se trata de un mecanismo de defensa que ponemos en marcha para adaptarnos a una vida sin el objeto de pérdida. Todo lo que supone para nosotros una pérdida importante puede abrir un proceso de duelo. Cuando hablamos de duelo pensamos automáticamente en la muerte, pero realmente, el duelo puede experimentarse ante cualquier tipo de pérdida: de un trabajo, ruptura de pareja, cambios de domicilio…e incluso por pérdida de funcionalidad por edad o enfermedad.
La intensidad y características el duelo dependerán a su vez de diferentes factores: grado de vinculación emocional, capacidad de afrontación, capacidad de resiliencia…por lo que debemos entender que cada duelo será diferente y no por ello se debe juzgar a quien lo sufre.
Fases del duelo
Según el modelo propuesto por Kübler-Ross, todo proceso de duelo se compone de diferentes fases, la duración e intensidad de las mismas depende como hemos visto de diferentes factores y no siempre resulta sencillo diferenciar unas de otras.
Negación
Cuando el fallecimiento o la espectativa de la muerte llega, nuestro cerebro actúa negando la información que le llega para protegernos del dolor. Esta etapa es especialmente intensa es muertes repentinas o por accidente.
Ira
Cuando empezamos a asimilar que la situación es irreversible solemos percibir la muerte como el resultado de una decisión o serie de acontecimientos, por lo que tratamos de buscar un «culpable». Esta fase conlleva una serie de emociones muy intensas y es habitual sentir rabia o enfado.
Negociación
Esta etapa suele ser bastante corta y se caracteriza por fantasear sobre situaciones alternativas que pudieran haber desembocado en otra realidad donde no existiera la pérdida. Suposiciones como ¿Qué hubiera pasado si…? o ¿Qué habría pasado si hubiese hecho…? son habituales. Sabemos que estas ensoñaciones no son reales pero nos ayudan a encauzar nuestras emociones hacia la superación de la pérdida.
Depresión
Cuando dejamos de fantasear con realidades alternativas y somos conscientes de la verdadera realidad supone un duro golpe que nos deja con una profunda sensación de vacío y tristeza. Es cuando somos conscientes de la irreversibilidad de la muerte y debemos buscar incentivos para seguir viviendo tras la pérdida.
Aceptación
Llegar a esta última fase supone aprender a convivir con el dolor en un mundo en el que el ser querido ya no está presente. Debemos comprender que superar un duelo no es olvidar la pérdida sino aprender a convivir con ella.
Cuando debemos buscar ayuda especializada durante el duelo
Como hemos comentado anteriormente, el duelo es un proceso natural y no patológico, pero en ocasiones, puede acabar complicándose e impidiendo que la persona siga adelante tras la pérdida quedando atrapada en ese dolor. Evitarlo, negarse el derecho a llorar y a lamentar la pérdida de nuestra mascota es un error que tarde o temprano terminará trayéndonos consecuencias. Cuando esto ocurre, es importante pedir ayuda a las personas de nuestro entorno y si es preciso también ayuda profesional especializada.