Gatitos huérfanos parte II. Alimentación

Como explicábamos en la entrada anterior, los gatitos huérfanos son unos seres encantadores y preciosos que pueden llegar a nuestras manos en cualquier época del año pero principalmente en primavera tras los celos estacionales de las gatas. Sacar adelante a estos gatitos puede suponer un auténtico desafío ya que los bebés son muy frágiles y cualquier cambio o alteración puede provocar su muerte en pocas horas. Para evitarlo debemos ofrecerles unos primeros cuidados atendiendo especialmente a la temperatura y más tarde establecer una alimentación correcta que les fortalezca, hidrate y les haga crecer correctamente.

¿Con qué podemos alimentar a los gatitos huérfanos?

Desde que nacen hasta que tienen dientes, la única fuente de alimentación deberá ser leche. En ausencia de su mamá, es importante saber que únicamente es válida la leche de fórmula especial para gatos, no sirve la leche de vaca, cabra o humano ya que la formulación es completamente diferente. Actualmente, en el mercado podemos encontrar diferentes marcas de leche artificial para gatitos pero no todas tienen la calidad necesaria para satisfacer las necesidades de gatitos tan pequeños y la mala digestibilidad puede provocar trastornos digestivos. Consulta con nosotros cuales son las mejores marcas y donde puedes encontrarlas.

Una vez que disponemos de la leche de fórmula adecuada debemos leer atentamente las instrucciones de preparación ya que cada marca necesita unas proporciones diferentes de agua y leche. En cualquier caso, el agua utilizada para la mezcla debe ser mineral o hervida en su defecto y la temperatura debe ser tibia para evitar quemaduras o rechazos.

¿Cómo los alimentamos?

Para administrar el preparado debemos usar un biberón con tetinas de un tamaño adecuado o una jeringa si no disponemos de biberón. Es importante destacar en este último caso que tenemos que ser especialemente cuidadosos al alimentar un gatito con jeringa ya que debemos asegurarnos que la cantidad de leche depositada en la boca es ingerida y no inhalada ya que podría desencadenar una neumonía por aspiración.

Respecto a la postura, no debemos voltearles hacia arriba como si fueran un bebe humano. La postura fisiológica es la que presentan al amamantarse de la mamá gata, boca a bajo apoyando el peso sobre las patas y el pecho. También es recomendable colocarles sobre una manta/toalla para evitar que resbalen mientras se alimentan. El biberón lo colocaremos frente a su boca levemente inclinado, nunca en vertical, para favorecer el agarre y la deglución de la leche correctamente. En el caso de usar jeringa la introduciremos por el lateral de la boca e iremos depositando gota a gota la leche sobre la lengua.

Una vez finalizada la alimentación y dependiendo de la edad del gatito huérfano, será necesario estimular los esfínteres para favorecer la micción y la defecación. Para ello usaremos una gasa o bastoncillo humedecidas y frotaremos con mucho cuidado los genitales hasta que orinen o defequen.

La frecuencia y cantidad de tomas dependerá de la edad el gatito pudiendo variar de entre 2 a 5 horas y de 3 a 15 ml por toma. Cada gatito se alimentará a un ritmo diferente, es importante adaptarse y establecer una rutina para poder detectar posibles problemas a tiempo si notamos que come menos o con menos regularidad.

¿Cuándo cambiamos la alimentación?

Cuando por fin les salen los dientes, a partir de las 3-4 semanas de vida ya podemos empezar a cambiar la alimentación e introducir poco a poco latas o incluso pienso (siempre específica para gatitos de gama alta). Cuando introduzcamos el pienso, al principio es recomendable humedecerlo con agua caliente, dejándolo reposar unos minutos y eliminando el agua sobrante una vez reblandecido. Si es capaz de comerlo sin problemas podemos ofrecérselo sin humedecer. Por supuesto, una vez introducida la alimentación sólida es imprescindible que tenga agua fresca a su disposición las 24h del día.

 

Imagen de cabecera obtenida de Freepik.es

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