Por fin empieza el buen tiempo, y con el avance de la primavera, las plantas florecen, las hiervas crecen y ... aparecen las temibles espigas. Las espigas son floraciones de algunas especies herbáceas silvestres que cuando se secan y desprenden de sus tallos pueden suponer un verdadero calvario para nuestras mascotas.
Se componen de un eje central con espiguillas unidas en sentido oblicuo al rededor tomando forma de flecha o arpón. Esta disposición la hace ideal para diseminarse en la naturaleza pero si nuestra mascota entra en contacto con ellas, pueden adherirse primero al pelo y más tarde, ayudadas por los movimientos naturales de nuestro amigo, clavarse o introducirse en cualquier orificio pudiendo llegar a producir serias complicaciones.
Los lugares más habituales donde pueden introducirse son los oídos, ojos, nariz o espacios intedigitales aunque pueden encontrarse en casi cualquier rincón del cuerpo de nuestra mascota como dientes, garganta, vulva/ pene, pliegues de piel o incluso órganos internos.
¿Que riesgos suponen las espigas?
Dependiendo de la localización de la espiga pueden producirse unas complicaciones u otras. En el caso más habitual, los oídos, provocan otitis por inflamación del conducto pudiendo llegar a romper el tímpano. Si la espiga se introduce por la nariz, provocará irritación de los cornetes nasales y si continúa ascendiendo puede llegar a los pulmones o estómago. En los ojos suelen alojarse en los pliegues de los párpados provocando conjuntivitis y ulceraciones de la córnea. Si la espiga se clava en algún espacio interdigital, el movimiento favorecerá que perfore la piel y penetre en el tejido subcutáneo pudiendo producir abscesos, granulomas o fistulizaciones.
La extracción de las espigas es importante que la realice un veterinario ya que dependiendo de la localización será necesario sedar a nuestra mascota e incluso en ocasiones recurrir a la cirugía. Para extraer las espigas de los oídos u orificios nasales se utiliza un otoscopio y unas pinzas especiales. En el caso de la nariz es posible que no pueda extraerse mediante este método y haya que realizar una endoscopia. En el caso de las espigas que se alojan entre los dedos, puede ser necesario realizar una incición con bisturí para poder llegar hasta ellas.
En cualquier caso, es difícil visualizar las espigas una vez comienzan a producir daños por lo que es muy importante reconocer los síntomas que provocan para poder llamar cuanto antes a nuestro veterinario de confianza y evitar complicaciones.
¿Cómo puedo saber si mi mascota tiene alguna espiga?
Dependiendo del lugar donde se encuentre la espiga, nuestro amigo presentará un síntoma diferente.
Si la espiga está en:
Oido
Ojo
Garganta
Nariz
Espacios intedigitales
Vulva o Pene
Observaremos...
Sacude la cabeza y se rasca la oreja afectada
Se rasca el ojo o lo mantiene cerrado. Puede verse enrojecido y con legañas
Intenta tragar continuamente o carraspea
Estornuda intensamente, podemos observar sangre en el orificio afectado
Se lame insistentemente la pata afectada o cojea
Se lame insistentemente los genitales o podemos observar sangre en la orina
¿Qué podemos hacer para evitar las espigas?
En primer lugar, evitar lugares con gran concentración de espigas. En zonas como Madrid, esto puede ser complicado, porque no hace falta ir al campo para encontrar espigas ya que también crecen en arcenes, solares o parques.
Si evitar estas zonas no es posible, una vez lleguemos a casa, debemos explorar de forma exhaustiva los lugares mencionados anteriormente para descartar la presencia de espigas.
Imagen: Álvaro Ortiz